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Si hay algo común a todos los enlaces matrimoniales es la tarta nupcial. Sin embargo, muchos desconocen de dónde procede dicha tradición. Parece ser que todo empezó en la Antigua Roma, donde se colocaba un pan encima de la cabeza de la novia y se partía sobre ella como símbolo de fertilidad. Las migas que caían se las tenían que comer los invitados para dar, de esa manera, buena suerte a la pareja. Hoy en día se ha convertido en la guinda de la boda. El momento más elegante y placentero. Todos los comensales ansían ver la tarta, porque ésta es un claro reflejo de la creatividad de los novios. Hay una amplia variedad de tartas, pero lo que marcará la diferencia en la vuestra  serán las Bengalas Pastel. Un surtidor de luz dorada de larga duración. Cuantas más hayan, más brillará vuestra tarta y más maravillados quedarán vuestros invitados.

Y como en la variedad está el gusto, aparte de la Bengala Pastel, os ofrecemos tres tipos más de bengalas que podéis combinar entre sí o escoger la que más se adecue a vuestra celebración. Y es que, en realidad, la tarta se percibe más como un elemento de decoración que como el postre del banquete. Y si la luz es lo que predomina en vuestro día, la tarta también debe reflejar ese esplendor y esa emoción. Antiguamente, los novios escondían un anillo de cristal en la tarta para que la persona que lo encontrase tuviese mucha suerte y felicidad. En Inglaterra es costumbre guardar un trozo de tarta para celebrar el nacimiento del primer hijo. En Estados Unidos se guarda un trozo para comerlo en el primer aniversario de boda… Y la tarta de tu boda ¿Cómo la recordarán?

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